domingo, 9 de agosto de 2009

Estoy perdida

Se acerca... se acerca, a cada segundo un segundo más cerca está. La soledad de la noche me anuncia que no voy a tener compañía en esta lucha, que voy a estar sola, sola con mi peor pesadilla. Las agujas, ahora, vuelan. Pero dentro de un tiempo, cuando ese temible momento llegue, plegarán sus alas e irán a pie, lentamente, consumiendome.
Pensar en ello me destruye, se vuelve mi presente aunque es mi futuro, se vuelve mi pasado, se vuelve mi vida entera. Y yo no quiero. Pero ¿cómo luchar contra algo que sé que no voy a poder vencer porque de sólo pensar en la lucha ya me condeno a la derrota? ¿Cómo ganar si las armas para luchar no se obtienen sino estando pendientes de ellas, algo que implica el fortalecimiento de mi enemigo?
No, estoy sola, desamparada. Soy la única a la que le pasa. Y en consecuencia de la batalla, el mañana será desastroso, estará lleno de lamentos por los recuerdos de la derrota. Me mortificaré a cada segundo, los cuales correrán nuevamente a más no poder, para acercarme otra vez a algo de lo que ya creía haberme desecho apra siempre.
¿Cómo ganar esta lucha si sé que es imposible? ¿Cómo no pensar en unas horas, cuando me enfrente en el campo de batalla? ¿Cómo no perder otra vez si en este momento estoy pensando en pelear y eso es mi condena? ¿Cómo vencer si mi enemigo no es más que cada frase en la que pienso en mi enemigo? ¿Cómo ganar si mi enemigo no es otro que mis imperfecciones?

jueves, 23 de julio de 2009

Primera Vez

Uau! Que emocion! Mi primera entrada!
Bueno, espero que disfruten leyendo mis historias, aunque ya me conformo con que las lean. Desde ya acepto criticas constructivas. Y bueno... con este frío escribo mi primeras frases...

Era la primera vez que veía nevar, frente a sus ojos caían copos blancos de nieve, llaves de recuerdos de otros tiempos, de otro lugar... Entonces, lo recordó. Aquella primera nevada no era un suceso cualquiera, sino más bien, la señal de que era su turno, su turno de cumplir con su parte de la promesa.
Cuando botones blancos cayeran del cielo, ella debería correr al muelle y esperar, esperar a que él llegara. Entonces sí, él renunciaría a todo y se animaría a pedir a su padre que le dajara casarse con ella. Promesa inocente, promesa inmadura, promesa desesperada, promesa de amantes infantes que desean vivir su amor como adultos... Recordaba aquel día, años atrás, en el que ellos habían jurado aquel encuentro.
Se abrigó y salió. Caminaba pensando qué inutil que era aquel viaje. Años habían pasado desde que él se había ido del pueblo y se habían despedido, y años habían hecho madurar sus decisiones. Por eso estaba segura de que su amor imposible no sería un adorno más de aquel muelle como lo era la nieve blanca.
Sin embargo al llegar, lo vió. Era la primera vez, la primera vez que ella cumplía con sus promesas...