domingo, 9 de agosto de 2009

Estoy perdida

Se acerca... se acerca, a cada segundo un segundo más cerca está. La soledad de la noche me anuncia que no voy a tener compañía en esta lucha, que voy a estar sola, sola con mi peor pesadilla. Las agujas, ahora, vuelan. Pero dentro de un tiempo, cuando ese temible momento llegue, plegarán sus alas e irán a pie, lentamente, consumiendome.
Pensar en ello me destruye, se vuelve mi presente aunque es mi futuro, se vuelve mi pasado, se vuelve mi vida entera. Y yo no quiero. Pero ¿cómo luchar contra algo que sé que no voy a poder vencer porque de sólo pensar en la lucha ya me condeno a la derrota? ¿Cómo ganar si las armas para luchar no se obtienen sino estando pendientes de ellas, algo que implica el fortalecimiento de mi enemigo?
No, estoy sola, desamparada. Soy la única a la que le pasa. Y en consecuencia de la batalla, el mañana será desastroso, estará lleno de lamentos por los recuerdos de la derrota. Me mortificaré a cada segundo, los cuales correrán nuevamente a más no poder, para acercarme otra vez a algo de lo que ya creía haberme desecho apra siempre.
¿Cómo ganar esta lucha si sé que es imposible? ¿Cómo no pensar en unas horas, cuando me enfrente en el campo de batalla? ¿Cómo no perder otra vez si en este momento estoy pensando en pelear y eso es mi condena? ¿Cómo vencer si mi enemigo no es más que cada frase en la que pienso en mi enemigo? ¿Cómo ganar si mi enemigo no es otro que mis imperfecciones?

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